5 de gen. 2012

Entrevista a Satoshi Kitamura, en la revista Babar

[...] ¿Cómo iniciaste esa nueva vida?
Al principio tenía poco dinero, así que siempre andaba buscando alojamientos en buenas condiciones y que no costaran demasiado. Recorrí más de diez veces todas las áreas de Londres. Tenía tan pocas posesiones que cabían en dos o tres cajas, así que me mudaba en taxi. Seguro que me sucedía lo mismo que a muchos jóvenes: la vida era una mezcla de ansiedad, frustración, alegría y toda clase de altibajos.
El idioma siempre fue un gran reto. Tenía que aprender inglés para usarlo en la vida cotidiana, y también para tratar con la gente con la que trabajaba. Fue un continuo proceso de aprendizaje, pero también lo disfruté. [...]
Dibujo de Satoshi Kitamura¿Cómo comenzaste a trabajar?
Sucedió un día en 1980, después de más o menos un año viviendo en Londres. Me sentía aburrido, tirado en la cama de mi pequeño cuarto. De pronto, me vino una historia a la cabeza. Pensé que podría ser un libro si lo ilustraba. Así que pasé los siguientes días haciendo dibujos. Cuando lo terminé hice como una docena de fotocopias. Pensé en enviarlas a editores, ¡pero no conocía ninguno! Así que fui a la librería, busqué los libros que me gustaban, copié las direcciones de las editoriales que venían impresas en las páginas legales y les mandé las fotocopias y una carta a diez editores. Para mi sorpresa, todos respondieron, incluso aquellos que decían no estar interesados (me dio la sensación de que los ingleses eran muy educados). Siete editores me pidieron que fuera a verlos, así que comencé a visitar sus oficinas.
Lo primero que descubrí fue que mi inglés no era lo suficientemente bueno. A menudo me perdía en lo que los editores me decían. En aquel entonces, en el día a día, podía pedir una cerveza en el pub sin problema, pero mi inglés no era tan bueno como para mantener conversaciones intelectuales. De cualquier modo, parecía que a la mayoría de los editores les habían gustado mis dibujos. Me dieron ánimo, pero la industria estaba pasando por tiempos difíciles y era arriesgado contratar a un nuevo ilustrador totalmente desconocido. Con el tiempo, algunos de esos editores se volvieron mis amigos. [...]
  • Leer la entrevista completa, relativamente extensa, en la revista Babar

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