16 de des. 2011

'La isla del tesoro', ilustrada por Ralph Steadman, analizada en la revista Babar

En esta edición destacan «sobre todo las ilustraciones del inglés Ralph Steadman, cuyo estilo sucio y descarnado encaja a la perfección con un relato lleno también de suciedad, no solo física sino también moral.
En la solapa del libro, el propio ilustrador afirma: “De joven iba a cambiar el mundo, pero el mundo empeoró, mi estilo se fue cargando de furia y empezaron a surgir manchas”. En esta edición encontramos tres tipos de ilustraciones, sin embargo. El primer tipo, que no es propiamente ilustración sino rótulo, serían los textos manuscritos, en inglés, que arrancan cada capítulo y que vemos también en el mapa de las primeras páginas. Textos llenos de manchas de tinta, como si un pirata los hubiera garabateado con pluma y tintero. El segundo serian los detalles del barco en blanco y negro, casi bocetos en algún caso, que rellenan huecos de cierre de capítulo. Y el tercer tipo serian las ilustraciones a color, de doble página, o sencilla, que interrumpen el texto con la fuerza expresiva de sus personajes y sus trazos agresivos.
La Isla del Tesoro (interior)
Acostumbrados a representaciones más clásicas de estos piratas, ahora tenemos ocasión de ver un punto de vista más caricaturizado, estridente, perturbador, con manchas de tinta, suciedad en el trazo y en el color, y ningún miedo por mostrar lo truculento o lo sangriento.»

'Los sueños de Helena', de Galeano, con ilustraciones de Isidro Ferrer, comentada en Saltalarana

  • "La obra de Isidro Ferrer supone una compañía que va más allá de la mera ilustración: transcurre en paralelo con una plasticidad contundente que dialoga con lo etéreo de las imágenes evocadas por los textos." Fuente: Saltalarana

13 de des. 2011

10 de des. 2011

Reseña de 'El autobús de Rosa', ilustrado por M. Quarello, en Bienvenidos a la fiesta

«... Un abuelo va con su nieto a Detroit, al museo Henry Ford, para enseñarle un viejo autobús y contarle una historia: la de Rosa, una mujer negra que, un día de 1955, se negó a dejar su sitio a un pasajero blanco y fue detenida, suceso con el que comenzó un boicot a los autobuses hasta que una sentencia del Tribunal Supremo declaró ilegal la segregación racial en el transporte público.
Es un acierto que sea un abuelo quien cuenta las cosas a su nieto, lo que permite mostrar escenas del presente y otras, sin color, del pasado. También es apropiado el tono con el que recuerda las cosas: dolido hacia su propio comportamiento y admirativo hacia el de Rosa. Las imágenes, inspiradas en Edward Hopper, van perfectas con la historia. La lección de valor que cuenta la historia circula en todas las direcciones: de Rosa al abuelo, del abuelo al nieto, de los autores a los lectores...»